Proteger la industria nacional
- Los productos extranjeros entraran sin impuestos, muchos negocios locales no podrían competir en precio.
Imagina esto: tu contenedor ya llegó al puerto, tu proveedor cumplió, pagaste el flete, invertiste miles de dólares… y de pronto todo se detiene en un solo lugar: la Aduana.
La realidad es otra: la Aduana es la frontera técnica que decide si tu carga ingresa al país o queda retenida.
La diferencia entre un principiante y quien sabe lo que hace: el primero improvisa; el segundo se asesora antes de que la mercancía llegue.
Es la entidad del Estado que controla el ingreso/salida de mercancías, recauda impuestos (aranceles, IGV/IVA), exige permisos especiales y autoriza la nacionalización de tu carga.
Cuando tu carga llega al país, la Aduana no solo revisa documentos: también aplica impuestos con un objetivo claro. No se trata de cobrar por cobrar, sino de regular el mercado.
Cálculo sobre el valor CIF
El monto final depende del tipo de producto y de los acuerdos comerciales vigentes.
La Aduana aplica tributos para proteger a los productores locales, evitar la competencia desleal y garantizar que la importación contribuya a la economía del país.
Explora nuestro servicio de Agencia de Aduana con toda la info y tarifas.
Cuando tu carga llega al puerto o aeropuerto, no basta con presentarte y pedir que la entreguen. La Aduana solo trata con representantes autorizados, y ahí aparece el protagonista de toda importación: el agente de aduana.
Es el profesional autorizado que representa tu carga ante la Aduana, se encarga de impuestos, permisos y documentos, y asegura que tu importación se libere sin errores ni retrasos.
Cuando tu carga llega al puerto o aeropuerto, entra de inmediato a un almacén aduanero temporal. Desde ese momento, el reloj empieza a correr.
Generalmente tienes entre 7 y 15 días calendario (según país y tipo de carga) para retirar tu mercancía sin penalidades.
Confirma el plazo exacto con tu agente de aduana y con el almacén: puede variar por terminal y por tipo de carga.
Ten a tu agente de aduana listo con la declaración, permisos y pagos antes del arribo para evitar sobrecostos.
Tienes pocos días para retirar tu mercancía sin pagar costos extra. Si te pasas, se activan almacenaje y demoras, que pueden superar fácilmente los impuestos de la importación.
Conoce cómo operamos y consulta tarifas en nuestra página de Agencia de Aduana.
Muchos emprendedores creen que al importar solo deben pagar “lo que la Aduana les cobre”. En realidad, la Aduana recauda impuestos y tributos al Estado; el resto de los costos proviene de otros actores del proceso.
Impuestos aduaneros
Aranceles, IGV/IVA y percepciones: pagados al Estado a través de la Aduana.
Almacén aduanero
Cobros por manipuleo, estadía y servicios de custodia.
Naviera / Aerolínea
Liberación de BL/AWB, desconsolidación y fee documental.
Agencia de carga
Flete internacional y cargos de destino asociados al transporte.
Transporte interno
Traslado desde el almacén aduanero hasta tu negocio o almacén final.
Estos pagos suelen canalizarse a través de tu agente de aduana para simplificar la gestión, pero no se los queda él: los distribuye a cada proveedor involucrado.
La Aduana solo cobra impuestos. El resto de gastos corresponden a almacenes, navieras/aerolíneas, agencias de carga y transporte local. Tenlos claros antes de comprar.
Habla con un agente de aduana y ve todo el proceso en nuestra página.
No todos los productos pagan lo mismo al entrar a un país. Los impuestos aduaneros se calculan en función de varios factores que determinan cuánto deberás abonar al Estado.
El valor CIF de tu mercancía → suma del costo del producto, el flete internacional y el seguro.
La partida arancelaria → cada producto tiene un código que define su tasa de impuestos y requisitos.
El país de origen → si existe un tratado de libre comercio, podrías pagar menos (o incluso 0% de arancel).
El tipo de mercancía → algunos bienes tienen impuestos adicionales o percepciones especiales.
Normativa vigente en cada país → cada aduana (SUNAT, ANA, SENIAT) aplica sus propias reglas y tasas actualizadas.
Dependen del valor CIF, de la clasificación arancelaria de tu producto, de su origen y de la normativa aplicable en tu país. Un error en cualquiera de estos puntos puede hacerte pagar de más o dejar tu carga retenida.